La crisis de los partidos políticos es parte de la herencia que ha dejado el fujimorismo en nuestra sociedad. El propio Alberto Fujimori provenía de un partido fundado para una elección y que se encuentra alejado de algún tipo de doctrina ideológica y que se sustenta en la personalidad de su líder.

Esa ha parecido ser la moda desde los años noventa en nuestro país. Los caudillos forman sus partidos políticos y estos tienen vida en tanto sus líderes ocupen un cargo oficial o al menos intenten hacerlo.

Solidaridad Nacional no es un partido político, es una agrupación que gira en torno a Luis Castañeda Lossio, ex candidato presidencial en dos ocasiones y actual Alcalde de Lima. No existe Solidaridad sin Castañeda, el poco expresivo burgomaestre ha sido el único rostro que ha tenido esta agrupación.

La presencia del partido con el logo del sol en el Congreso se explica porque Castañeda fue candidato presidencial en los últimos comicios. En dicha contienda, el chiclayano fue en algún momento el favorito y terminó quinto con proyección a desaparecer de las encuestas. En las dos elecciones generales anteriores, los solidarios fueron en alianza con otros partidos y lograron así un par de curules.

Algunos podrán decir que el partido de Castañeda fue el gran ganador de los últimos comicios municipales, pero esa es una afirmación basada en una apariencia. La gran mayoría de Alcaldes distritales que han ganado son independientes que se subieron a la ola de popularidad de Castañeda y que no tienen mayor identificación con la agrupación.

Probablemente, el principal motivo es que la propia agrupación no se encuentra identificada. Es Solidaridad Nacional un partido con ideología? Tiene algún postulado principal dentro de sus propuestas? Tiene alguna otra misión aparte de llevar a Luis Castañeda Lossio a la Presidencia? La respuesta es no.

Con la reciente ley que prohíbe la reelección inmediata de Alcaldes, el que fuera Presidente de la seguridad social durante el fujimorato está impedido de volver a tentar el sillón municipal. Lima podría parecer el escenario perfecto para Castañeda, dado que es evidente que no se trata de una figura nacional y que tiene poco arraigo fuera de la capital. Hay que recordar que, a pesar que Solidaridad Nacional presentó candidatos a nivel nacional, este partido no ganó en otro lado que no sea Lima.

Por lo cual es probable que Solidaridad Nacional desaparezca del espacio municipal en las próximas elecciones sin Castañeda como candidato metropolitano. Su gestión empieza con un fuerte bajón de popularidad que solo promete crecer ante una gestión que parece inevitablemente desconectada de la realidad y abocada a satisfacer interés particulares.

De igual modo, es improbable que el mudo postule por tercera vez a la Presidencia de la República y de hacerlo sus opciones de ganar son bastante remotas. Ya no tiene el atractivo de una gestión municipal eficiente como hace unos años, punto a favor que además no sirvió de nada al final.

Esta podría parecer una mala noticia, pero lo es solo para Castañeda, sus hijos y sus seguidores, es decir sus amigos y gente con la que trabaja. Y es que la institucionalidad del país se debe construir en partidos de largo aliento y Solidaridad Nacional le viene robando aliento a otras fuerzas más serias y organizadas que se han visto relegadas (por ejemplo el PPC e incluso SOMOS PERÚ, que se muestra renuente a la desaparición).

Y es que estos partidos que giran en torno a una figura, terminan siendo simplemente vehículos para la corrupción al llegar al poder. Y ningún partido ha ejemplificado tanto esta frase como Solidaridad Nacional, el partido que quizás si tenga una ideología. ROBA PERO HACE.