Uno de los temas más tratados en los últimos días ha sido el cambio de discurso mostrado por Keiko Fujimori en una reciente conferencia brindada en la Universidad de Harvard en Estados Unidos. En sus declaraciones la candidata presidencial de Fuerza Popular se aleja de la postura conservadora fujimorista y defensora cerrada del gobierno de su padre, el preso Alberto Fujimori. 

La reacción de conocedores y opinólogos ha sido variada, algunos sectores progresistas han visto con buenos ojos este viraje en el discurso fujimorista mientras que otros señalan que se trata sólo de una actitud oportunista, electorera y que busca atraer más votos para una candidatura que ya viene encabezando las encuestas con vistas a las elecciones del próximo año.

Esta intervención de la ex Primera Dama del fujimorato en la universidad norteamericana ya le ha costado la renuncia de uno de los Congresistas de su bancada, el pastor evangélico Julio Rozas, acérrimo defensor del derecho a la vida desde una perspectiva cristiana.

Es válido entonces plantear la pregunta respecto a las consecuencias del cambio de discurso de Keiko Fujimori, ya sea honesto o simplemente de apariencia. Y es que lo que muchos celebran como la asunción de una posición más progresista y cercana a aquellos aspectos que defienden las banderas de la izquierda en el país, puede terminar teniendo un efecto bumerán en la candidatura naranja.

Por ejemplo, el señalar que la política de esterilización forzada llevada a cabo durante el gobierno del recluso ex Presidente en la década del 90 fue un error, le puede costar a Keiko por lo pronto la renuncia de uno de sus más visibles congresistas, el ex Ministro de Salud Alejandro Aguinaga y dejaría sin piso los argumentos justificadores esgrimidos en miles de ocasiones por el ala dura del fujimorismo como Martha Chávez, Luz Salgado, Luisa Cuculiza y otros, incluyendo obviamente la de su propio progenitor.

Basta señalar que el fujimorismo como fuerza política no se sustenta en el diseño de una ideología, sino más bien en el recuerdo del gobierno de los años 90 y en la continuidad de las medidas tomadas en ese periodo. Por lo cual, parece inconcebible pensar que aquellos que apoyan la candidatura de Keiko lo hagan porque existe un discurso personal de la candidata, por el contrario, el fuerte de su candidatura es justamente representar aquello que algunos sectores de la población cree que debe volver al gobierno como modelo de administración.

El alejarse de sus orígenes podrá servir como argumento para generar algunas adhesiones pero, puede existir fujimorismo sin Fujimori y lo que Fujimori representa? Tiene realmente Keiko la capacidad política para poder enfrentarse a una campaña electoral sin el respaldo de los rostros visibles del fujimorismo? Habrá llegado el momento de una fractura dentro de Fuerza Popular tal como lo señalan algunos? Veremos que episodio nuevo trae esta novela nipona y comprobaremos si la lavada de cara de Keiko era realmente lo que necesitaba.