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FUENTE: DIARIO CORREO

Acuña y Yahaira

Publicado: 2015-12-09


Muchos son los sorprendidos con el repentino ascenso de César Acuña en esta contienda electoral. El candidato que hace unos meses no lograba ni un digito en las encuestas se encuentra experimentando su mejor momento y algunas cifras lo colocan en empate técnico con Pedro Pablo Kuczynski, segundo entre las preferencias electorales del momento.

A pesar de las constantes denuncias en su contra, por violencia femenina contra su ex esposa o el uso de recursos provenientes de las universidades de las que es dueño, la población parece haber enganchado con el otrora Alcalde de Trujillo.

Varios opinólogos han esbozado argumentos para explicar esta subida en la popularidad de Acuña, algunos más acertadamente que otros. Una de las opiniones más correctas es la esgrimida por René Gastelumendi y recogida en el portal utero.pe

Lo cierto es que Acuña - para bien o para mal - es el ideal de un grueso de la población que iguala el éxito en la vida con la bonanza económica a cualquier costo. El pobre en el Perú, odia ser pobre y buscará ser rico incluso si para aquello tiene que vender humo.

Por esta y otras razones, Acuña ha logrado conectar con parte de la población, con aquellos que quisieran tener su fortuna y poder vivir de manera exagerada como lo hacen el y su familia. En un país donde la clase emergente se organiza alrededor de su círculo familiar no ven mal que los líderes del partido de Acuña sean sus hijos, hermanos y demás miembros de su árbol genealógico.

Acuña ha hecho en la política lo que Yahaira Plasencia ha logrado en las tablas del espectáculo, convertirse en una figura popular donde cada ataque respecto a su imagen de cholo feo o de bailarina con dentadura descuidada no hacen más que reforzarlos como ideales rebeldes en una sociedad dominada por estereotipos impuestos por la revista Cosas y las páginas sociales de El Comercio.

Las imágenes difundidas por los medios en las que la novia de Jefferson Farfan aparece con el candidato Acuña, bailando el totó – canción que escucharemos hasta el hartazgo este verano – son bien vistas en los sectores donde se concentra el grueso del electorado peruano y a pesar que los analistas políticos quieran llamarlo populismo burdo, habría que recordarles que al Perú aun le gusta el populismo burdo y que su opinión no va más allá de los sectores A/B que tienen el tiempo de poder leer una columna suya.

Acuña y Yahaira (con todo lo que representa como figura mediática) son el resultado de los varios años de abandono en la educación del país, que ha encontrado como profesor al televisor de la sala y prefiere mil veces comprar el álbum de Esto Es Guerra que un libro de Mario Vargas Llosa, esa juventud que se esmera en bailar como la novia de moda del goleador peruano y que votará al ritmo del totó.

Estoy seguro que Acuña subirá unos puntos más en las encuestas porque en un país chicha como el nuestro, el candidato más chicha de todos debe tener su momento y al menos amenazar a ese estatus quo que quisiera que nuestro presidente tenga apellido extranjero. Si Acuña es inteligente, llevara a la Yahaira – como es conocida popularmente – a todos sus mitins y tendrá las cámaras de Peluchin, Magaly, Metiche y demás caricaturas televisivas faranduleras gratuitamente. Habremos llegado a convertir la contienda electoral en eso que todos querían, un reality. Que Dios nos agarre confesados.


Escrito por

Benjamín Tristán

Abogado especializado en gestión pública y gobierno. Creo que los mejores capítulos de la historia del Perú están por venir.


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